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TERESA Y EL BUS

Viajar no es lo que más le gusta, y mucho menos un viaje en micro de largas distancias. Pero cuando el deber llama, hay que cumplir. Teresa tiene 5 años haciendo ese viaje semestral desde capital hasta Bahía Blanca. Casi siempre viajaba en avión. Pero esta vez el presupuesto solo le dio para uno de esos aparatosos micros, de dos pisos, y de baños en contra de la sanidad.

Al parecer todos habían tenido la misma idea de viajar en micro, o todos tenían el mismo nivel de pobreza. De cualquier manera el micro estaba lleno, y todos los asientos ocupados. Le tocó sentarse al lado de una chica, joven, linda y bastante nerviosa.

El autobús comienza a andar y todos se van poniendo más o menos cómodos.

Va aproximadamente una hora de viaje (son nueve horas hasta Bahía Blanca) y Teresa decide que no quiere pasar el viaje sola así que decide iniciar conversaciones con la chica, lastima que su compañera de asiento no opina igual, y decide ignorarla. Teresa insiste, no quiere pasar ocho horas con nada más que la compañía de su mente. La chica nerviosa le pide que la disculpe, pero los viajes la marean y prefiere no hablar.

Teresa para sus adentros critica el comportamiento de la jovencita, y se queja de que la juventud está muy grosera y le falta educación. Pues a pesar de solo tener 35, Teresa en realidad está desgastada por la vida, su edad en experiencias es de unos 65 años. Desde muy pequeña vivió la vida al máximo de excesos, su familia es muy adinerada y nunca tuvo límites. Así que en sus 3 décadas y media, ha vivido la vida de casi 7 décadas, con los excesos y extremos que eso incluye. Precisamente los extremos fueron los causantes de que la desheredaron y solo le dan una cuota cada 6 meses, eso, si es que la va a buscar a Bahía Blanca, para asegurarse de que está viva. Este era un viaje para recuperar su bolsillo, que bastante falta le hace ahora.

Van unas 3 horas de camino y la vecina de Teresa se comienza a poner nerviosa, las manos le sudan, y no deja de mover su pierna.

-¿estás bien? Pregunta Teresa, medio intrigada y medio molesta por la anterior actitud de la chica. -no pasa nada, estoy bien, estoy bien- responde mientras se toca alrededor de la cintura.

Teresa cruza sus piernas, porque ya las ganas de ir al baño la están atacando. Sólo quedan unos pocos minutos para que haga la primera parada y así no tener que ir a esos diminutos y sucios baños de micro. Ve como pasan por un lado de la primera parada, el micro no se detuvo, no pudo ir al baño

Los pasajeros comentan y se preguntan qué habrá pasado, nadie tiene respuesta. Un par de personas comentaron que a lo mejor habían cambiado a un parador diferente. Todos se tranquilizaron un poco, excepto Teresa. Teresa necesitaba ese parador, necesitaba ir al baño, su vejiga necesitaba alivio.

Más o menos una hora pasó, y todavía no paraban - ¿pero este colectivo para en algún momento, o estamos yendo todos a la casa del chabon?- pregunta uno de los pasajeros de atrás. La vecina de Teresa se levanta del asiento - a la casa de él no, pero a la mía si - dice mientras saca un arma y apunta a todos los pasajeros. Un chico en la parte trasera del micro, también saca un arma y apunta a los pasajeros. Él y la vecina de Teresa están en esto juntos.

Todos se asustan, y Teresa aún más, llevaba horas al lado de una delincuente y nunca lo noto. Los armados indicaron a los pasajeros que permanecieran en sus puestos, que el micro estaba secuestrado y que no intentaran hacerse los héroes. Les pidieron a todos sus teléfonos y sus pertenencias. Nadie saldría de ese micro hasta que ellos lo indicaran.

Teresa permanecía al lado de la chica, no había forma para ella salir, y nunca tuvo la intención de convertirse en una heroína, sólo de consumirla, esa y muchas otras drogas más. Teresa siempre ha sido el dolor de cabeza de sus padres, no por casualidad la enviaron a vivir a 9 horas de distancia. Su estilo descabellado de vida no combinaba con su adinerada e influyente familia. Siempre la escondieron, y cuando ya no pudieron hacerlo, la enviaron lejos. Incluso ahora a sus 35, seguía siendo un problema para ellos, las noticias de su mal comportamiento viajaban de forma viral a su opulento círculo social.


Sus ganas de ir al baño se vieron suprimidas por el miedo que tenía, nunca había pasado por una situación similar, no sabía qué hacer ni cómo actuar.

Los delincuentes seguían con sus labores, ella nerviosa, él relajado cómo si hubiese nacido para esto. Ella recibió una llamada telefónica, habló por un par de segundos. En seguida le hizo señas a su compañero y el micro se detiene. Los dos delincuentes le piden a los pasajeros que se quiten la ropa y solo se queden en ropa interior, luego los guían al exterior del micro. Afuera se encuentran con el grupo de pasajeros del piso de arriba, el chófer y 3 delincuentes más. Les piden a todos que se acuesten boca abajo en el suelo y que no levanten la mirada.

El delincuente que está con el chófer, le hace señas a otro y los dos se acercan a Teresa. Le tapan la boca, la levantan y se la llevan a un espacio solo en medio de los árboles.

Teresa lucha, e intenta soltarse, pero los dos hombres son más fuertes que ella. Finalmente la tiran en el suelo y con sus armas en las manos, le dicen que no se mueva. - todo esto es por mí ¿verdad?- pregunta Teresa.

Los acusa de secuestrarla, de que ellos saben que su familia tiene mucho dinero y por eso la están secuestrando. Los hombres hacen caso omiso de lo que dice Teresa y sólo están pendientes del celular. El teléfono del aparente jefe suena, -Sí, ya la tenemos. Nadie sospecha nada, para todos es un simple robo- habla el hombre por el celular.

Teresa comienza a llorar, desesperada pide que la liberen. En medio del terror un chorro de orina comienza a mojar sus pantalones, sus mocos se juntan con sus lágrimas y como último acto de desesperación junta sus manos en forma de oración para rogar por su libertad - por favor déjenme ir, mis padres pagaran el rescate, díganme cuanto les pidieron a mi padres. Ellos tienen mucho dinero, ellas pagarán por favor no me hagan daño- dice Teresa entre lágrimas. El delincuente jefe, apunta su arma a la cabeza de Teresa -ellos ya lo hicieron, sólo que no fue un rescate lo que pagaron- dispara a la cabeza de Teresa.


 
 
 

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